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miércoles, 11 de febrero de 2015

Miserias




Escribía unos versos repletos
de vocales en suspensión
que terminaban por reposar
 junto a consonantes
como pompas de jabón que descansan
en tu cama a la hora de la siesta.

Sus versos eran
como una fila de afanadas hormigas
que subrayan para siempre en el recuerdo
los días de primavera en que el sol
te prende vivas las mejillas.

Cada uno de sus párrafos
terminaba por adoptar
la forma y el tacto de una pantera
reposando de la caza
con la panza llena,
a la vez de vida y de sangre.

Escribía unos versos
de los que te empapaban de amor las pestañas
con palabras que eran viento bailando con tu pelo
en medio del desierto que es tu espalda en agosto.

Eran versos bellos
como la nieve virgen de hoy
que se acomoda sobre la nieve virgen de ayer
sin que puedas distinguirlas.

Escribía hermoso,
como si viviera asomado al abismo
que guardo entre las orejas,
muy capaz de provocar un diluvio
tan sólo insinuando la aridez de la tierra.

Es una lástima
que desde que vive en mi sótano
haya abandonado su estilo
y se limite a escribir
ruidosas y parcas notas

pidiendo que le deje volver a casa.



Malditos seáis




Debe estar relacionado
con procesos neuronales que desconozco.
Estos cabrones, saben prender esa chispa
provocar ese destello
nos hacen sobreponernos a la anestesia.
¿Cómo puede ser?

Hombres y mujeres
por toda la piel de la tierra
manufacturan sus propios infiernos
arman con destreza infinita
el arte de aborrecer al vecino
el oficio de asomarse a la vida del otro
declararla inútil y decidir que acaba hoy.
Mujeres y hombres
por toda la piel de la tierra
llenándola de cicatrices
gente que lo mismo aprieta una soga a un cuello
que el alambre del pan de molde.
personas a montones, generalmente vivas
que duermen abrazados a sus dioses
y despiertan abrazados a los gerentes de su banco

Tú y yo,
vemos las noticias en una televisión led
y comemos cocido con muertos
sin que nos estallen los ojos
sin dejar de tragar saliva
Pero estos bastardos lo saben
saben que las noticias no durarán eternamente
y llegarán ellos.

No la bebo
no me gusta
no comparto su mierda de sistema empresarial
pero desprevenida y terminando mi sopa
he roto a llorar viendo un anuncio de cocacola.

Lo he visto claro
ellos son el problema
Malditos seáis,

malditos publicistas.