Lo más habitual
es que no avisen.
Allí quedó arrasado por el viento
el último beso al amor de su vida;
el último vistazo a la sonrisa de tu padre
cuando pensabas que te quedaban millones.
Atrás, muy atrás en el libro de las últimas veces
quedó diluida la tinta
de la última vez que ése vio el mar
que esa otra se fumó despreocupada el último cigarro.
El último baile, fue bailado
como si quedaran muchos otros por llegar a sus caderas.
Lejos quedó ese momento último
en el que ella te quiso a pesar de todo,
porque luego llegaron las grietas, los peritos y la calle
llena de polvo.
Muy atrás en la retina,
el último día en que tu abuelo reconoció tu cara
o el último te espero despierta.
El plácido bostezo de aquel último cromañón
que creyó que despertaría mañana
y seguiría poblando la tierra.
La última carrera que aguantaron sus rodillas,
esa última vez que te acostaste de día
porque ya tenemos una edad
El último escalofrío en pleno verano
justo antes de dejar de vivir intensamente,
el último momento sin miedo
antes de que llegara la fobia.
No sabes cuando llegan.
Son los últimos y no vienen con prospecto
para poder consumir esas últimas veces al detalle
con el mimo necesario.
No vienen con carteles luminosos
no acostumbran a dejar notas escondidas en una servilleta
no te silban para que vuelvas a mirar atrás
para que captures ese último momento.
Por eso disfruta de esto
palpa cada muro que nos acoge
retén cada rostro que nos rodea
incluso, aunque no te guste
intenta disfrutar este poema
por si acaso
porque nunca se sabe cuál va a ser el último.