Y entonces mi cabeza explotó;
literalmente, explotó.
Explosionó dejando un gran vacío
encima de mis hombros.
Sólo quedó un baile de cenizas humeante.
Y yo, de pie; descabezada.
Mis manos palmearon el hueco restante
sobre mi cuello,
y acabaron en jarras sobre mis caderas.
Fue insólito, inesperado,
fuera de toda rutina. Boom
Sin chispa, sin mecha,
sólo detonación. Boom
Sin materia gris
para procesar aquel sinsentido;
Sin la náusea maloliente
de la pérdida.
Sin molares
que mascasen la tragedia;
Ni ojos incrédulos
para ver que lo puse todo perdido.
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