Siempre que tengo
un día en caída libre
de esos que barrería
debajo de la alfombra;
un día de los amargos.
en que el mundo gira,
pero poco,
y nace feo y muere pronto.
Siempre que tengo un día
atravesado,
en diagonal
justo en el centro de la tráquea
no sé cómo,
pero lo sabes.
Decides aparecer
en medio del salón
o del caos
radiantemente guapo
¡joder!
Me propones ordenar los libros
porque si, porque importa
y me fabricas una mecedora
de mimbre blanco
en la cara interna de tus brazos.
Y me cantas cerca de los ojos
para poder soplarme
algo de vida en las pestañas
Y me cubres de miel
y de mantillo
Y se me hace una pasta pegajosa en el cuerpo
y es un asco
pero me muero de la risa.
Y a mí me faltan manos
para decirte
que me faltan manos
para decirte
que mi caída libre
termina con rozarme,
un poquito,
con la piel de las tuyas.
Y a mí me faltan manos
ResponderEliminarpara decirte
que me faltan manos
para decirte
que qué bueno!
¿Dónde está el muñecajo con corazones en los ojos cuando lo necesitas? jejeje. muchísimas gracias por tu comentario Laura!! me hace mucha ilusión que te guste!. besos
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