Sobrevivo al borde del colapso.
A dudas penas
busco el equilibrio
pero hoy no tengo el día.
Me conservo dependiente y mustia,
como un girasol en medio de la chorreante belleza asturiana.
Al principio, no se entiende.
¿el hielo quema?
Lo que pasa,
es que tengo pánico
a vivir asfixiada por un ascensor
repleto y roto
o por un abrazo muy grande,
encerrada y bajo llave.
Me cuesta respirar rodeada de tantas bocas.
Salgo de casa y parece que mejor.
Pero al principio no se entiende
¿el hielo quema?
Lo que pasa es que también
tengo terror absoluto,
al abandono de mi persona en medio de un desierto
en la cima de una montaña.
Me cuesta respirar si soy la única que tiene que hacerlo.
El teléfono, sin cobertura,
la vida, lejos.
mi cabeza, ni idea.
Tengo que volver a casa.
Y entonces lo entiendes.
El hielo, quema.
y me tiene con un pie a salvo, dentro de casa
bajo 2 pares de calcetines de los gordos,
y el otro fuera, descalzo, libre,
arañando la hierba artificial de la casa del vecino.
Total, una mierda.
La hora de comer
y yo al borde del colapso,
no sé si quiero que me traigan la pizza a casa
o necesito recogerla en el local.
Al final, lo de siempre.
Pasta guarra con tomate
bien de calcetines
y a comer en mi terraza
pero contigo.
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