La abuela conservaba
intactos los rasgos de la nieta
Hipólito García.(Bolo)
Hoy, mientras daba de comer a mi abuelo
por primera vez ,
le he contado que nos ha crecido
un árbol genealógico
en el patio de su casa.
Él aprieta sus labios contra la cuchara
y me mira con ojos nuevos.
“Es tan inusual como precioso- Le digo-
Tiene raíces donde uno presupone la copa.
- Me sigue mirando-
raíces que trenzan sus brazos buscando
lo que parece ser el sol”
Yo le limpio la comisura de los labios
con una servilleta
empapada en lágrimas azules.
Le llamo abuelo, y él de pronto recuerda
que ya no se sabe la tabla del 8.
No lo vas a creer
– le sigo contando
mientras él vuelve a estrenar la mirada-
pero el árbol de tu patio, que es el mío,
apoya sobre una base de frondosas hojas
que muyen el suelo a nuestro paso.
Él se encoje de hombros
en una respuesta general a la vida.
No sabe muy bien lo que es un árbol,
pero se esfuerza en dibujar algo nuevo
con la mente,
y vagamente puede desgranar
lo que significa la palabra patio,
la palabra abuelo.
Un precioso árbol invertido- Le digo-
Me mira muy atento
con sus ojos pequeños
y me sonríe
porque recuerda, de pronto,
que los árboles dan sombra
y eso siempre fue muy agradable
cuando la vida te arde en el pecho.
"Mientras él vuelve a estrenar la mirada..." Precioso y triste María porque así es, estrenan la mirada cada día, o cada minuto, como si descubrieran el mundo por vez primera. Un abrazo!!
ResponderEliminarGracias, Sara guapa! que se me olvidó contestar.. las vacaciones me dejan los recuerdos pasados por agua... Muy cruel, esta enfermedad, por eso hay que rebajar la tristeza con un poquito de escritura. Besazos
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