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lunes, 25 de junio de 2012

Es siniestro


Nadie se enamora de un cuerpo enfermo
ni se muere por besar unos labios cuarteados.

Hablamos de un cuerpo detonado,
de unas carnes inconexas del entorno.

Nadie podría aprender a amar
una tos arañada por uno de esos cuerpos
que no se sabe si pesan porque
 nadie quiere pesarlos.

Nadie quiere un cuerpo áspero
en el lado izquierdo de la cama,
un esqueleto ramplón,
al otro lado de la mesa,
pidiendo sal.

Nadie quiere un cadáver
de yemas derretidas,
sudando bajo su cuerpo salubre.

Pero nadie quiere oír
que nadie se enamora de un cuerpo enfermo.

Salvo que tú seas
ese que no es nadie
y estés dispuesto al escalofrío
al olor a tuétano.

Si es así, es siniestro.
Pero yo podría ser
la horma podrida de tu zapato.

martes, 19 de junio de 2012

El bucle


Cuando te conozca te querré
y todo será como siempre.

Un día tal como ayer o mañana
me pasarás la mano por el hombro
y sentiré que lo has hecho cientos,
miles de veces.

Te creeré subterráneo,
me pensarás en términos absolutos
y seremos un spot que vaga
en la sección de lácteos
de cualquier gran superficie.

Nos amaremos casi siempre
y antes de que todo se vaya a la mierda
habremos esbozado una feliz
y rutinaria vida en común.

Estoy ansiosa por echarte de menos.

Un bocado


Otro día más de los agónicos.

Y resulta más agónico
saber que lo será,
justo después de que tus párpados
den a luz a tus ojos.

Un amanecer agónico
y un desayuno
en el que tomarás lo único dulce
que pasará por tu boca.

Un bocado,
y sin saber definir la agonía
se desliza gaznate abajo.

Hoy no vas a lavarte.
No es bueno darle lustre al hecho agonizante.

Descolgarás varias veces el teléfono
sin saber a quién decirle
que pasas de hablar.
Que si agonizas, no estás para charlas.

Descolarás varias veces el auricular
antes de recordar
que ya nadie tiene fijo.
Y pasarás agonizando
las horas que te sobran.

Encenderás el portátil
para constatar que cualquiera puede hablar de cualquier cosa.
Constatado.

Apagarás el portátil
para confirmar que si no está encendido
te sobran cinco agónicos dedos
en cada mano.

Motivos para padecer dolor de estómgao


La señora del mostrador
tiene cuernos.
En concreto dos,
color blanco roto
simétricos y afilados.

Me recuerda a la secretaria
de Cortázar
dejando a un lado los brochazos
ocres de la misoginia.

Tiene unas manos
que lo abarcan todo
incluidos mis orificios nasales,
donde seguro metería gustosa sus garras
sólo por hacerme callar.

Vamos a ver, pienso,
no debe ser tan complicado.

La señora del mostrador
piensa muy distinto
y se echa un cigarro imaginario
tras su mesa
ajena a mis crecientes punzadas estomacales.
Ambas sabemos de su poder
y nos escupimos por favores y de nadas
a la cara, como dos apestosas ministras.

Las dos conocemos
su total indiferencia hacia sus cuernos,
la desgana en la que vive
y que volveré a mi casa
derrotada por un raquítico sello.

El dolor se intensifica.

Luego está lo del pan
y la alergia al gluten.


viernes, 13 de abril de 2012

Insular



Yo conocí a un tipo que era una isla.

Lucía ecosistema propio
digno de la más bella de las islas.

Yo creí conocer a un tipo
que se creía una isla.

Y le hablé de puertos,
túneles,
estaciones espaciales
y puentes colgantes.

Esa fue la última vez que lo vi.
No le debían caer bien los arquitectos.



jueves, 29 de marzo de 2012

Vacaciones



Vamos a poner que
es jueves y quieres ir a la playa.
En pleno día laborable,
dices que necesitas ir a la playa
y se lo cuentas a uno, a cualquiera.

Pero cuando dices playa,
en realidad quieres decir “útero materno”.
Socialmente estaría mal visto
y físicamente sería,
cómo decirlo, aproporcionado.
A nivel mental
 entramos en un todo vale.

Y pongamos
que te esperas al viernes
y te vas a la playa, a una,
 la más cercana.

Pero no te bañas,
porque cuando piensas en agua,
en realidad quieres decir “líquido amniótico”
Socialmente sería deplorable
y físicamente un asco.
Mentalmente aparecen objeciones.

Es viernes,
estás en la playa  y te comes un helado
porque es lo que hace la gente
que está de vacaciones.

Pero cuando hablas de comida
lo que en realidad buscas
es el “cordón umbilical”

Este es el momento
en el que te confiesas
social
física
y mentalmente enferma
y llamas a tu madre.




Todo lo que callan



No quiero contarte
lo que se ha escrito ya
un millón de veces
porque esto no ha pasado antes.
Me atrevo a decir que, a nadie.

Me he propuesto
no caer en los trópicos de siempre
porque lo que tú y yo provocamos
es, en definitiva, nuevo.

Voy a evitar
palabras usadas de más
por otros tantos
porque el resultado de nuestra eclosión
entra en los márgenes de lo extraordinario.

Estoy obligada
a no dejarme tentar
por lugares comunes
llenos de turistas y gentes de paso.

Y para poder hacer todo esto,
voy a callar todo lo que tú sabes
todo lo que yo sé de sobra
y todo lo que callan aquellos que nos miran
y lo saben.
Este cauto silencio es para nosotros.


Algo falla



Algo falla
cuando empiezo a razonar como la abuela de alguien.
Es para alarmarse
saberse tan lejos de lo inmediato
de quienes saben lo que va a pasar mañana.
Recordar, viajando en metro,
que la vida iba en serio
y que el más tarde
se ha juntado con la rabiosa actualidad.

Algo falla
de manera escrupulosamente puntual
y alguien tiene que pagar por ello.

Niño,
 si me tratas de usted, me quedo con la pelota



lunes, 26 de marzo de 2012

No voy a a tener problema


Me gustaría poder explicarle
a alguien,
cómo caminas cuando te alejas.

Estás desnudo, por supuesto,
siempre lo estás en mi cabeza.

Hay algo,
no sabría decir qué
que te aúpa los hombros
y te da un aire confiado
que me hace flaquear las piernas.

Luego está lo otro,
el tema de tu pelo.
Caminas desnudo
–sobra decir que por supuesto-
y una belleza enmarañada
pendula sobre tu espalda.

No puedo ver tu piel
bajo tanto derroche de pelo
pero sé que es suave, sé
que si la tocase estaría tersa
y sería agradecida.

Sé también, que si la besase
la piel de tu espalda acogería
-con agrado-
la humedad de mis labios.

Te alejas,
increíblemente desnudo,
y te observo – literalmente-
por primera vez.

Caminas y te detienes
Te giras y vuelves.
Se te ha olvidado algo.

No voy a tener problema en dártelo.


viernes, 23 de marzo de 2012

Raras veces mutan



Las chicas de enfrente
se lanzan piropos
en una competición
que ambas parecen querer ganar.

Son preciosas.
Estamos hablando de un hecho objetivo.

Igual se han pasado con el maquillaje.
Igual.
Igual demasiado toque años 50.
Igual.

Posiblemente muy recargadas
y muy probablemente ellas discrepasen al respecto.

Me miran.
Y casi puedo leer en sus cejas
que mi riña con la moda les descompone.
Me miran
como si viniera del futuro.

Son preciosas.
Los hechos objetivos raras veces mutan.

Coincido con la morena,
la rubia es la réplica de  Audrey,
pero Italia queda lejos
y más que de vacaciones
está borracha.



martes, 20 de marzo de 2012

La Extraña Pareja



Anular y Corazón están tristes,
como abstraídos.
No quieren tocar más el piano.

Anular y Corazón
se me declaran “no cooperadores”,
tal cual.
Y con quién hablo yo
si el sindicato de los dedos está por inventar.

Anular y Corazón están altivos,
sobreactuados, como dos divas.
Saludan raro y acarician con desgana.

Si les llevo flores se arrugan,
si les amenazo con amputar
se abrazan y tiemblan.

Se escudan en la llegada de la treintena,
en que la primavera
nos pone a todos ñoños
Y yo hago fuerza
sin saber si tiro o empujo.

Hoy, de pronto, grité sus nombres
y se me abrió
un agujero negro en el pecho.




La Sequía


Pasar la página
y las que siguen están en blanco.

Sentirse terriblemente responsable
de la inercia del mundo;
de la incesante tortura de un mundo por escribir.
Y yo en plena sequía literaria.

Quizá sea ese el tema de mi mundo:
Tiene que llover.






lunes, 13 de febrero de 2012

Como no tenemos hambre


Por la mañana, te desayuno

y al medio día me comes.

Te meriendo mientras atardece

y por la noche,

como no tenemos hambre,

follamos hasta quedar exhaustos