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miércoles, 23 de julio de 2014

El árbol invertido



La abuela conservaba intactos los rasgos de la nieta
Hipólito García.(Bolo)



Hoy, mientras daba de comer a mi abuelo
por primera vez ,
le he contado que nos ha crecido
un árbol genealógico 
en el patio de su casa.

Él aprieta sus labios contra la cuchara
y me mira con ojos nuevos.
“Es tan inusual como precioso- Le digo-
Tiene raíces donde uno presupone la copa.
- Me sigue mirando-
raíces que trenzan sus brazos buscando
lo que parece ser el sol”

Yo le limpio la comisura de los labios
con una servilleta  empapada en lágrimas azules.
Le llamo abuelo, y él de pronto recuerda
que ya no se sabe la tabla del 8. 

No lo vas a creer
 – le sigo contando
mientras él vuelve a estrenar la mirada-
pero el árbol de tu patio, que es el mío,
apoya sobre una base de frondosas hojas
que muyen el suelo a nuestro paso.

Él se encoje de hombros
en una respuesta general a la vida.

No sabe muy bien lo que es un árbol,
pero se esfuerza en dibujar algo nuevo
con la mente,
y vagamente puede desgranar
lo que significa la palabra patio,
la palabra abuelo.

Un precioso árbol invertido- Le digo-

Me mira muy atento
con sus ojos pequeños
y me sonríe
porque recuerda, de pronto,
que los árboles dan sombra
y eso siempre fue muy agradable

cuando la vida te arde en el pecho.