La abuela conservaba
intactos los rasgos de la nieta
Hipólito García.(Bolo)
Hoy, mientras daba de comer a mi abuelo
por primera vez ,
le he contado que nos ha crecido
un árbol genealógico
en el patio de su casa.
Él aprieta sus labios contra la cuchara
y me mira con ojos nuevos.
“Es tan inusual como precioso- Le digo-
Tiene raíces donde uno presupone la copa.
- Me sigue mirando-
raíces que trenzan sus brazos buscando
lo que parece ser el sol”
Yo le limpio la comisura de los labios
con una servilleta
empapada en lágrimas azules.
Le llamo abuelo, y él de pronto recuerda
que ya no se sabe la tabla del 8.
No lo vas a creer
– le sigo contando
mientras él vuelve a estrenar la mirada-
pero el árbol de tu patio, que es el mío,
apoya sobre una base de frondosas hojas
que muyen el suelo a nuestro paso.
Él se encoje de hombros
en una respuesta general a la vida.
No sabe muy bien lo que es un árbol,
pero se esfuerza en dibujar algo nuevo
con la mente,
y vagamente puede desgranar
lo que significa la palabra patio,
la palabra abuelo.
Un precioso árbol invertido- Le digo-
Me mira muy atento
con sus ojos pequeños
y me sonríe
porque recuerda, de pronto,
que los árboles dan sombra
y eso siempre fue muy agradable
cuando la vida te arde en el pecho.