Me increpan los armarios empotrados
que ¿cuál es mi recurso? Balbuceo.
El pasillo se angosta con las horas,
lo sé, lo he medido.
La tele me escruta
y aunque no soy fácil de intimidar,
cuidado;
hablamos de una de tubo.
Cazos, cazuelas y cazuelillas
me han montado un corralito en la cocina
y las bombillas se han tintado
de negro revolución.
que ¿yo qué hago?
Nada, no veo.
Los marcos de las puertas se comban
y la mesita de noche quiere intimidarme
(hija de puta) y lo consigue.
En mi propia casa – pienso-
La nevera me riñe por bobadas,
y el sofá, como un niñato, me aguanta la mirada.
Sentarse no es negociable.
Revuelta en el baño,
faltan tres baldosas.
Prefiero no entrar en detalles
La domótica ha resultado un buen invento:
autónoma, inteligente, precisa
y exenta de toda compasión.
que ¿qué voy a hacer?
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