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jueves, 17 de febrero de 2011

Domótica


Me increpan los armarios empotrados
que ¿cuál es mi recurso? Balbuceo.

El pasillo se angosta con las horas,
lo sé, lo he medido.

La tele me escruta
y aunque no soy fácil de intimidar,
cuidado;
hablamos de una de tubo.

Cazos, cazuelas y cazuelillas
me han montado un corralito en la cocina
y  las bombillas se han tintado
de negro revolución.
que ¿yo qué hago?
Nada, no veo.

Los marcos de las puertas se comban
y la mesita de noche quiere intimidarme
(hija de puta) y lo consigue.

En mi propia casa – pienso-

La nevera me riñe por bobadas,
y el sofá, como un niñato,  me aguanta la mirada.
Sentarse no es negociable.

Revuelta en el baño,
 faltan tres baldosas.
Prefiero no entrar en detalles

La domótica ha resultado un buen invento:
autónoma, inteligente, precisa
 y exenta de toda compasión.
que ¿qué voy a hacer?

Las mudanzas están infravaloradas

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